jueves, 14 de abril de 2011

SINVERGÜENZAS, de Pasión.



    Pese a ser la religión uno de mis temas favoritos de crítica fácil y descarada, hoy quiero hacer un post en pro de la Semana Santa.
    Estos días en que todos los modernos y alternativos de la capital reniegan, escupen y blasfeman sobre el 'horror que acontece en sus calles', yo quiero romper una lanza (comercial, interesada o simplemente afectiva) a favor de ésta Semana de Pasión, que no deja de ser una semana de vacación, convertida en fervor cristiano y aprovechada por todos para una cosa u otra:
    Los anticristo aprovechan para cargar las tintas contra esa especie de 'autoridad moral' a la que éstos días no le importa de que religión seas, o no seas; pero que te planta y te obliga, aunque sea de reojo, a observar sus mayores símbolos. También los religiosos que realmente éstos días muestran y viven su propia Pasión de la forma más austera y respetuosa; o los que lo hacen con fervor y creyendo con una fe ciega, y admirable.
    Los activistas, religiosos o no, aprovechan para criticar el derroche económico que supone todo éste esplendor y opulencia, mientras una gran parte de la humanidad a la que ese crucificado apadrina, muere de hambre sin razón ni sentido.
    Los ateos aprovechan para huir de la ciudad y refugiarse en el campo o la playa que más lejos quede del olor a incienso. Las maricas beatas aprovechan para presentar el novio a su cofradía, a su gente, y para lucir las mejores patillas de la procesión. Los niños aprovechan para disfrutar como enanos de una semana de 'feria' en la que Jesucristo les invita a una noria de sensaciones, capirotes y bolas de cera.
A los que nos da igual, nos viene de lujo para disfrutar del maravilloso ambiente en la calle, de unas estupendas vacaciones y de buenas reuniones con amigos que no tienen fin...

    Al final, todos aprovechamos la Semana Santa, ¿todos?. NO quiénes realmente debieran. Los cristianos de golpe en pecho, los creyentes totalitaristas y discriminatorios, los fundamentalistas, los obispos amenazantes, TODOS, o mejor dicho, NINGUNO, aprovecha para aprender de una vez el mensaje de respeto mútuo, de tolerancia absoluta y de amor indiscriminado que predicaba ÉSE al que éstos días llevan a hombros y del que no hacen otra cosa que lucrarse en su nombre. He dicho.

A todos esos van dedicados éstos versos:



¡sinvergüenzas!
miradlo a sus ojos, ¡no a sus oros!
escuchad sus palabras y no las trompetas,
¡mirad a Vuestra Madre cómo llora!;
que no es por dolor, ¡que es por pena!

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