martes, 23 de agosto de 2011

La verdad y nada más.

    Hay sentencias rotundas que me producen más inseguridad que alivio. Decir la verdad y nada más que la verdad es una de ellas. Como mentirosillo confeso, me irrita la gente que pretende que la SINCERIDAD sea el pilar de cualquier relación que se establezca en la vida.
    Por supuesto no veo la SINCERIDAD como algo negativo y la MENTIRA como algo positivo. Como buen géminis y mentirosillo abierto, confío más en la RELATIVIDAD y AMBIGÜEDAD de las cosas. Se me hace duro imaginar un mundo en el que todos y cada uno de nosotros nos dijéramos la verdad a la cara. Pasaríamos horas ante el espejo antes de salir aterrorizados con la idea de que algo de nosotros no guste. Abultaríamos la cola del paro por decirle a nuestro jefe lo que nos gustaría decirle a cada momento o jamás seríamos capaces de mantener una relación sentimental durardera.
    Por otro lado, los mentirosos jugamos con un arma de doble filo que se nos vuelve en la contra muchas veces. La mentira en sí no es más que un salvavidas que uno encuentra en un momento crucial, o un bálsamo que suaviza situaciones tontas que se convertirían en terribles extrapoladas al lado sincero. También es síntoma de cariño cuando prefieres no decirle a alguien que quieres, una verdad que hiere. Pero es letal cuando tu mentira es descubierta y te juzga con todo el peso de una justicia basada en el sistema de la verdad.

    La vida está cimentada por grandes verdades pero también por muchas mentiras. NADIE es capaz de mostrarse en su totalidad ante amigo, amantes o familiares. TODOS reservamos una parcela íntima que es o debe ser inalterable; que cuando alguien cruza te deja desnudo y abochornado y por la que sacas las uñas para mantener en secreto. Si una mentira cubre esa parcela, no estará mas que ayudando a proteger TU VERDAD.
    Y todo ésto no lo he aprendido a los 30, llevo mucho más tiempo mintiendo. Si me gustaría pensar que las personas deben ser AUTÉNTICAS y no SINCERAS. Y que la SINCERIDAD con uno mismo no es síntoma de AUTENTICIDAD. Lo auténtico es instantáneo y espontáneo, pero no por ello bueno; con lo que quizás mis actos más auténticos deben seguir siendo tapados con grandes mentiras.
    A los alguna vez mentidos, disculpadme si os habéis enterado, ignorarme si os sentís ofendidos o simplemente brindad conmigo porque siempre os he intentado mostrar la misma persona que habéis conocido y que queréis de mí.

    Que nadie piense acabo de desnudarme ante todos, es más divertido pensar que todos os estáis viendo reflejados.

   
PD: con cariño y sin justificación alguna.

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