China, como país de encuentros con gentes del mundo entero es ciertamente magnífico. Os cuento. En mi hotel había una promoción sobre México, que incluía comida mexicana cada noche y un espectáculo de bailes regionales, y latinos en general, durante la hora del buffet. La charla con el cuerpo de baile no tardó en llegar y mi impresión sobre México, no tardó en cambiar.
Como lector de prensa y de noticias, conocía la difícil situación que atraviesa el país del tequila, pero jamás las noticias llegan hasta la profundidad de la visión de los ciudadanos de a pie o del día a día en cualquier ciudad mexicana. Me dicen, que pese a que ellos estén promocionando su país en el extranjero, 'ahorita' no recomiendan en absoluto visitarlo. Que el Gobierno ha llevado al país a un callejón sin salida donde los trapicheos, las sectas de la droga y las muertes a diario ya no escandalizan a nadie.
Siempre he pensado que no hay peor miedo que perderle el miedo a la muerte y al valor de las vidas humanas.
Mientras me lo cuentan, quizás por la tranquilidad de estar fuera, tomamos margaritas e intentamos arreglar el mundo. Marco dice moverse mucho por cambiar la situación a nivel local, en Veracruz; dice haberse enfrentado al gobierno en la rueda de prensa que dieron antes de irse de promoción, y que realmente no sabe que puede ocurrir cuando vuelva a su México lindo y querido. A mí, pese a la naturalidad de su discurso, me parece desalentador y sin ningún tipo de luz de cambio a la vista. Por mucho que me lo expliquen, jamás entenderé que se hable con tal naturalidad de la lotería que supone, ahorita, salir en México a la calle sin saber si tu cadáver será portada en los diarios al día siguiente. O peor aún, que no sea ni portada y simplemente un número más...
En medio de ésta ruleta rusa, y a miles de kilómetros de seguridad, brindamos por un México mejor, limpio y seguro. Un México que vuelva a ser el país de los muertos, pero en altares; el de las playas paradisíacas, el de los tequilas sin fin y el de las telenovelas más apasionadas. El México al que yo soñaba viajar para bailar por Gloria Trevi en noches de corrida infinitas, para empaparme de su gran movimiento cultural y musical; o simplemente, para apreciar su infinidad de colores que ahora parecen reducirse a un rojo. Rojo sangre.
Animo a Marco en su personal cruzada y pido que encuentre allí todo el respaldo necesario para que de una vez por todas, al igual que ha ocurrido con la primavera árabe, de comienzo la tan necesitada... primavera centroamericana.
¡¡¡Y QUE VIVA MEXICO CABRONES!!!
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