viernes, 25 de mayo de 2012

Ocasiano.

    Ocasiano atardecer de rojo y turbio cielo. Luminosidad vulgar de falos enardecidos. Ocasional desenlace de litros de cerveza que retozan sobre la ceniza a.k.a arena. No es Tenerife, podría serlo. Sólo un poco menos de negro, un poco menos de rojo. Volcanes que escupen lava al tiempo que los pescadores lanzan su caña. Ocaso interrumpido por cubos de agua y cebo que no es gancho de nada, ni siquiera de ese boquerón que se esconde tímido para encontrar aire en sus branquias. De nuevo la noche, es verano o casi, aún la arena no produce yagas. Arena que viaja a la ciudad gracias a mochilas que transportan toallas nunca bien sacudidas.

    Un coche que corre para llegar a la cita con su programa. Un pinchazo en los tristes almacenes de pasión, ya en horas bajas, que reposan la mercancía para otra mejor ocasión. El ocaso, ocasiano, ocasional, interrumpido. La marea sube hacia los pies de los pescadores, ojalá los peces sepan esquivar su cebo. De ellos será la noche. De la arena, el mañana.

 
    Jesús Galeote.



 

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