domingo, 21 de febrero de 2010

Eternal Summer.

Eternal Summer es el título de la última película que me ha sorprendido muy gratamente.


El DVD original llegó a mis manos allá por Junio, cuando mi amiga Cindy, residente en Shanghai me lo ofreció como regalo de cumpleaños. Imagino que su único motivo aquél día fue que la película trata de una historia de amor homosexual, en China. Cindy, tras nuestras largas conversaciones sobre la homosexualidad en España vs. China, me lo regalaba como muestra de que no existe tal censura como yo lo veía.
Lo que no sabía Cindy es que su película, meses después, se convirtiera a día de hoy en un título básico de mi filmografía...
Tras superar la vespertina pereza que me producía ponerme una peli en chino con subtitulos en inglés, me decidí a visionarla como simple curiosidad sobre el cine en el país amarillo.
Primera SORPRESA, la banda sonora que empieza en el primer minuto y que jamás, o esa es la sensación, desaparece; que te envuelve hasta el punto de no querer mover el culo del sofá aún cuando el café ya estaba hirviendo en la cocina...
La historia es simple, un triángulo amoroso en el que uno de sus vértices es Jonathan, un chico realmente fascinado por su amigo de la infancia, al que no tardará en ver como algo más que un amigo cuando en sus caminos se cruza Carrie, la chica que será la primera avispada en darse cuenta de que Jonathan ama realmente a Shane, el otro vértice.
Contado así, suena tipica historia de adolescentes que estamos hartos de ver en cualquier serie nacional con futuras estrellas musculadas y carne de Interviú. Para nada es así.
Si pensamos en que la historia transcurre en Taipei, China, también podemos pensar que es la típica historia de homosexual traumática en país opresor. Para nada es tampoco así.
Eternal Summer simplemente nos destroza el corazón a golpe de planos de inigualable belleza, de emociones a flor de piel y de verdades escondidas, de amistades de la infancia que con el paso de los años crecen con objetivos distintos, de polvos de una noche en los que 2 disfrutan y tras los que solo 1 sufre, y de genialidad cinematográfica disfrazada de historia sensiblera.
Para los ávidos de morbo, una escena nada explícita de cruising y un polvo gay asiático con poca carnaza constituyen todo lo erótico de la película.
Y el desenlace, previsible o no, será el momento en que cada uno de sus protagonistas muestre realmente sus armas, arroje sus miedos o simplemente confiese su verdad. Una verdad tan simple...que duele.

Valoración: Muy buena.
Apetece con: For me tonight de Najwajean.

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