lunes, 1 de octubre de 2012

La Magnitud de las Palabras.

    La Magnitud de las Palabras puede llevarte a sentencias confusas, en cambio la de los sentimientos, nunca. Octubre aparece así, sentimental que no anodino, y relajado, que no dormido. El camino hacia el Olimpo siempre fue empedrado como para importarnos ahora los zapatos que rompamos.
 
    A menudo me llaman solitario. A mí me encanta porque es como mejor funciono. El otro día visioné Diario de una Ninfómana, y salvando la diferencia de que ella se comunica con sexo y yo con ésto, me reflejaba en ella en muchos momentos de la película. La ira cuando alguien te descoloca, la insatisfacción de encontrar a alguien que nunca es el alguien y finalmente, la fase de aceptación de que tú mismo eres el único que puede hacerte feliz. Independencia absoluta, que es la que se alcanza cuando sabes que no eres dependiente de nadie aún por muchos momentos de flaqueza que dirijan tus dedos al teclado para pulsar 'enviar mensaje'. 
 
    Que nadie se confunda si los recibe, pues sólo son Nostalgia, jamás Dependencia. Con la Nostalgia se puede convivir perfectamente, de hecho es bonita y a veces hasta opiácea. Con la Dependencia es imposible puesto que evidencia tus carencias como ningún otro sentimiento lo hace, llevándote a la Vulnerabilidad, que no es otra cosa que la batalla nunca ganada del hombre. Nostalgia, Dependencia, Vulnerabilidad. Tres conceptos muy distintos pero peligrosamente relacionables y difícilmente separables de la persona que tiende a ellos.
 
    Dependiente se nace. El que lo es, siempre lo será aunque la persona de quién depende cambie cada x tiempo.
    Nostálgico se crece. La nostalgia sólo guarda cosas bonitas, cosas que en su día te movieron y que con el tiempo vas aprendiendo a recuperar.
    Vulnerable se muere. Mueres por haber perdido el control de el bien más valioso, de tu persona.
 
   
 
    Jesús Galeote.
 
 
 
   
 
 
 
 

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