A su madre la llamaban la Loca del Malecón. Sabido era
por todo el barrio que el cubano del Tropicana no había sido más que otro de
tantos que salió de la isla huyendo del régimen castrista. Llegó a Cádiz y se
embelesó con Elvira, gaditana guapa de dieciocho años criada en el seno de una
familia de funcionarios. La enamoró aspirando a un matrimonio de conveniencia y
gracias al amor ciego de Elvira, vivieron juntos varios meses de felicidad.
Aún hoy se
recuerda en Cádiz cómo se pasaban las tardes bailando salsa frente a la playa
de