jueves, 12 de enero de 2012
Las pieles que habitamos.
Celia Hammond fue una de las mayores top model en los 60, haciendo incontables portadas para Vogue, desfilando y posando por todo el mundo. Con su trabajo fue una de las que más pieles vistió sobre las pasarelas. Ahora Celia tiene una ONG a favor de los animales y totalmente en contra del negocio de las pieles.
La vida es rocambolesca, sin duda. El empeño de encasillamiento en algún perfil, de seguimiento fiel de un movimiento, o de posicionamiento absoluto ante ciertos temas es muy propio de décadas más jóvenes. Nadie piensa a los treinta lo que pensaba fielmente a los veinte.
Así mismo, los pensamientos acerca de ciertos temas, más o menos livianos, van cambiando, y no necesariamente de década en década. El juzgar pertenece a los jueces, pero el variar de pensamiento y actitud, pertenece a cada uno. No se es mejor ni peor por decir / hacer en 2012 lo que prometías imposible en 2011, ni viceversa. La evolución personal es lo que cuenta, el momento es lo que cuenta. Cuando tú señalas, no tiene por qué haber tres dedos señalándote a tí. Nadie está a salvo de secretos, arrepentimientos o cambios de ideas, pero no por ello necesita un juicio sumarísimo de tres dedos... como tampoco ningún otro lo necesita de uno.
Igual que Celia ahora ataca lo que antes tanto le dió, a cada uno de nosotros nos pueden parecer mal muchas cosas propias pero hechas desde la libertad personal de hacer / decir / pensar lo que te venga en gana. No señalar para no ser señalado es correcto. Pero dejar de señalar algo porque tú también lo hayas hecho, sólo denota falta de seguridad propia en la posibilidad de volver a repetirlo.