martes, 3 de enero de 2012

Yeya


    ... Desde ese día, la pequeña de siete años comenzó a danzar. Carmen, rebosante de orgullo, le buscó la mejor escuela de danza de toda Barcelona e invirtió en éste esfuerzo su plan de pensiones. Yeya sería una gran bailarina clásica y, si su madre había decidido no formar parte de sus logros; Barcelona entera, el mundo entero, vería algún día triunfar a esa pequeña que con tanta destreza se ponía de pie sobre sus dedos gordos.
    A unos meses del concurso, la banda sonora de su vida era ahora el Cascanueces y Yeya recordaba aún perfectamente aquella tarde en que su abuela le animó a bailar. Se preparaba para el gran concurso cómo una joven profesional de dieciocho años que quería ser reconocida como bailarina, pero cada vez que ensayaba en la gran sala de audiciones, no podía evitar mirar las vacías sillas del público buscando a una pareja de entrañables adultos que se frotaran las lágrimas de emoción por ver bailar a su hija.


    Los Reyes de la Pista. Por Jesús Galeote
    (Febrero 2012 papel y ebook)