A rojo no me gana nadie aunque en tiempos de crisis sea un suicidio público admitir que tus preferencias son más sociales que macroeconómicas. El impermeable ya me lo he puesto a golpe de risas que se escapan por las comisuras, de gritos de 'insensato' y también de cierta exposición pública de mis preocupaciones para con este país que hoy visita una señora con aires de todopoderosa y que pese a llevar años asegurando lo mal que estamos, necesita de un té en Moncloa para cerciorarse.
Bienvenida Mrs. Merkel.
A un país destino de la mayor parte de tus jubilados, donde se aprovecha todo rayo de sol, la última gota del grifo de cerveza o el mínimo ventanuco de un bar para determinar que eso es aire libre y por tanto se puede fumar.
Bienvenida al país alegre, donde las concejalas envían vídeos eróticos a sus maridos abanderando la liberación sexual de la que presumimos; pero también al país más hipócrita donde luego ellas mismas presentan su dimisión abochornadas de tanta liberación sexual que nos 'permitimos'.
Al país de la hipocresía bipartita que ejercemos sus seguidores. Me pregunto, y supongo que usted también lo hará en caso de ser informada del suceso en su almuerzo oficial, ¿Qué hubiera pasado si la concejala hubiera pertenecido al PP? ¿Habría tanto apoyo en Twitter como para con la socialista? Permítame la duda, señora Merkel, pero aquí todas no son tan bienvenidas me temo...
A la señora concejala solo se me ocurre pedirle que retire su absurda intención de dimitir o espero que para mostrarle aún más nuestro apoyo no necesite que todos tiremos de nuestras bibliotecas multimedia... porque se le iba a atragantar su sencillo almuerzo en Moncloa a nuestra ilustre invitada de hoy.
Bienvenida, Mrs. Merkel.
Jesús Galeote
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