sábado, 14 de enero de 2012

Tiempo no queda.

    El mejor drama tiene una marcha, una huída. Julia huía de aquél hotel por desamor. Carmen huía de un crimen pasional y se refugiaba cuál fantasma en casa de su hermana. Sarah Jessica marchaba a México por una boda fracasada. Marcharse y no quedar tiempo a decir lo que se espera. Decirlo y aún así marcharse, peor es.
    Cuando tiempo no queda, quedan canciones, regalos, recuerdos y mensajes ocultos en estrofas que alguien escribió pensando en nosotros, pensando en la marcha o huída de aquellos. El no poder como imposible, un muro de lamentaciones corroído por ácidas lágrimas de aquellos que se quedan, un escupitajo que cae de un cielo rojo ocaso. Así son las marchas.

'Pena es no haber tenido tiempo de mostrártelo'

    Así escribió aquella mañana. La mañana de la ida sin vuelta, la mañana de arrancar al tiempo cada segundo para malgastarlo en tropiezos, en torpes adioses o en fingidos deseos de prosperidad. Suerte la tuya que partes, desgracia la del tiempo, que no queda.