jueves, 1 de diciembre de 2011

Me voy. Sin Tyler.

    El sueño pudo conmigo. Me hallaba sentado en la cocina, apoyado en la puerta del horno esperando a que alguien viniera a recoger el manjar. No quería crear una escenita para no excitar mucho a Tyler, pero estaba dispuesto a atraparla y hacerla hablar cuándo viniera. ¿Qué coño estaba pasando?. Tras varias cabezadas y un terrible sueño que no pude evadir pese a las cantidades industriales de café ingeridas, el Sol entró insultante por la ventana. ¡Me había dormido por completo!!!

    Del plato con leche y cereales, ni el plato. De Tyler, ni un sólo rastro y de mí, un deshecho humano. Había vuelto a jugármela. Tyler es insensible. ¿Cómo puede llegar a recoger su 'pedido', verme ahí tirado en el suelo y ni siquiera tener el instinto de saludarme? Algunos pensaréis que quizás me besó, pero no. Cada vez que Tyler me lame mientras duermo, amanezco con un horrible olor a su alitosis reseca en mis mejillas. Ni peste tenía en la cara aquella mañana. Mi última oportunidad de poder conocer su paradero había desaparecido por completo.
    Cabizbajo, más triste que enfadado, me dispuse de una vez por todas a hacer la maleta y emprender la marcha. Era la hora del adiós. Yo soy muy generoso, me entrego en cuerpo y alma y puedo recibir varias negativas, muchas, miles...pero llega un momento en que la situación me supera. No puedes 'volver' y ni siquiera hacerme un guiño, eso ya es crucial. Con el alma rota y una canción de Malú de fondo, me preparé para el largo exilio. Lo tenía claro, lo mío con Tyler estaba tan roto cómo mi alma. Y ese alma, a la que antes había destrozado mil veces y siempre salía airosa, ya había agotado sus siete vidas. Era el final.

    En dos horas estuve listo. Cuando uno da el paso, lo da con la mayor brevedad posible. Cómo cuando nos fuimos juntas del pisito de Alicante a toda prisa dejando el cadáver de Henrich en el lavabo. En un par de horas conseguimos emular la escena de un incidente doméstico con rotura de cráneo contra bidé, limpiar los restos del crimen y correr hacia el aeropuerto cual fugitivas que no se permiten mirar atrás. Entonces huíamos juntas, ésta vez, pese a hacerlo sólo, lo hice con la misma decisión.


    A la llegada al aeropuerto, ésta vez de Málaga, un escalofrío me recorría todo el cuerpo. Me iba, sí, pero sin mi Tyler. Tyler había sido amiga, enemiga, cómplice, traidora, hombro en el que llorar, mascota a la que detestar o incluso amante de ocasión un par de noches de exceso, lo confieso. Lo había sido TODO durante tanto tiempo, que ahora sentía un desgarro tan profundo cómo si dejara atrás uno de mis brazos.
    Eché el último vistazo al móvil y no había nada. Miré alrededor una y otra vez antes de pasar la barrera de seguridad fantaseando con que su instinto canino de amiga fiel supiera dónde encontrarme y viniera por fin a mi encuentro. Ahí, en plena terminal. Nada.

    Derramé tantas lágrimas por todo el aeropuerto que la gente me miraba e incluso se apiadaba de mí. En Starbucks fue un auténtico drama. Tyler adoraba ésta cadena de cafeterías y casi me deshidrato a lágrima viva pidiendo mi frapuchino con leche de soja. No hallaba consuelo, pero no me importaba llorar.
    Siempre ahogo las penas con llanto, mucho llanto, y con música. En el iTouch Paulina Rubio cantaba 'olvídate de mí' y pese a que ése era mi deseo, más lloraba. Mi cuerpo es así, tras horas y horas de lágrimas encuentra la calma y lo ve todo más claro, con unos ojos nuevos y totalmente limpios.

    Así fue. Cuando ya subía al avión andaba con paso firme, seguro de que era la mejor decisión de mi vida. Llegué a mi asiento, el 23 F, ventanilla. No pude evitar una carcajada. La vida siempre me pone ciertas casualidades delante. Cuándo el mítico 23 F en España yo aún era un feto uterino. Ahora, me sentaba en el mismo número siendo un hombre realizado, que tomaba decisiones y que luchaba por un destino mejor. Destino Bahamas. Allí me olvidaría de todo, allí Tyler no podría encontrarme y lo mejor, alli me broncearía eternamente y dejaría crecer una frondosa melena. Para cuándo descubrieran los cadáveres de mi apartamento, mi aspecto sería totalmente el de otra persona; habría formado una familia con la que bailaría ritos zulú los domingos en un jardín precioso al estilo del de Memorias de África... soñando con ello me quedé dormido en el 23 F...

    Casi a la hora, me despertó el sonido del avión. Habíamos despegado y la tripulación se disculpaba por el retraso:


'Señores pasajeros, disculpen las molestias. Hemos sufrido un retraso al intentar localizar al dueño de una mascota. Su nombre, según el chip, es Tyler y pese a que a nuestra insistencia nadie la ha reclamado, sus datos de registro coinciden con uno de nuestros pasajeros...rogamos se ponga en contacto con nostoros el Sr... la perrita va en el bodegón con el resto de mascotas.
Disfruten del vuelo'


Tyler no se queda en tierra por Ale de Ariza

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