jueves, 29 de diciembre de 2011

Federico el Gay de Prusia.

   
    En unos tiempos en que todos los reyes parecían maricas por travestirse de esa guisa para sus pintores fetiches, hubo uno que sí lo fue. Marica e ilustrado, cómo no podía ser de otra forma, Federico el Grande de Prusia creó una corte afrancesada, Sanssouci, en la que Voltaire pasó mucho tiempo y de la que luego se dedicó a largar, cuál Lydia Lozano, todo lo que allí ocurrió.
    Sanssouci fue el nombre otorgado a su palacio por significar en francés 'sin preocupaciones' y allí, Federico se la pasó pipa entre ilustrados franceses y alemanes con los que experimentó unas inquietudes culturales como pocos. Amante de la lectura, su vida, pese a discurrir sanssouci, no estuvo exenta de dramas telenovelescos. Su amante, el teniente Hans Hermann von Katte, fue mandado a asesinar por el rey (padre de Federico) cuándo se conoció la noticia; a Federico lo casaron por imposición con Isabel Cristina de Brunswick-Bevern, a la que, una vez subieron al trono como reyes de Prusia, Federico deportó a un castillo para vivir libremente en su corte afrancesada con sus escritores, pintores y escultores favoritos.
    Un magnífico ejemplo de Rey Marica, que con el tiempo fue llamado Federico el Grande por todo lo bueno que hizo por su pueblo, al que os presento levemente por cuánto me ha llamado la atención su historia y la de Sanssouci como refugio para amantes del arte y poco amigos de la estrategias bélicas predominantes en Europa.
    Bien por Federico y bien por Sanssouci, que hoy puede visitarse y que supone uno de los grandes competidores de Versalles. Lo tenéis en Postdam, al otro lado de Berlín, a un salto con Ryanair.