Odio las perras con inquietudes. Lleva desde principios de septiembre saltando cada vez que sale el anuncio de MOLDEA Y PINTA por fascículos. Septiembre es un mes terrible si tienes hijos o perras islandesas inquietas y arrogantes que se creen capaces de todo. Tyler dice estar mal aprovechada.
Me puso ojillos y accedí a comprarle el primer fascículo. Ésta misma mañana moldeó e hizo en relieve, con un asombroso parecido orográfico, el mapa de Islandia. Tyler dice ser patriótica, pero jamás ha estado en Reikiavik ni ha comido Gravlak en su vida.
Tyler es patética, pero asombrosamente artista. Al mapa islandés le siguió una especie de animal orondo, con cuernos y rabo, pudiendo ser un perro pero también un ciervo. Cuando le pregunté qué era eso me dijo que la figura de su primer novio, un uraño animal, único en su especie, que fue designado a vivir en la torre de la catedral de Munich tras sobrevivir a una cámara de gas de la alemania nazi.
Tyler es mentirosa compulsiva y pasa por alto el hecho de que esa película ya la vimos juntos. No era en Munich, sino en París; pero también era un ser deforme que se enamoraba de una bella muchacha. Con todo esto ella pretende simplemente cumplir su fantasía de ser una princesita zíngara ahora que se acerca nuestro viaje anual a Bruselas. Es ridícula.
Contentándola con una fingida cara de asombro, la dejé moldeando y me dirigí a la cocina. Como cada día encuentro algo en su habitación, decidí echar un vistazo. Tras varias recetas de tartas de queso y batidos de hierbas, encontré una especie de árbol genealógico de una familia de perros en la que todos se parecían entre sí. Al fondo, tras una cuarentena de caras con orejas tiesas y mandíbulas potentes, estaba ella. Un escalofrío me recorrió todo el cuerpo al darme cuenta que tenía en casa a una completa desconocida que procede de una especie única en Islandia, los katripojskis, que viene a ser los arranca cabezas a cuatro patas. El originario de la especie era un ser clavadito a la escultura que ahora mismo perfeccionaba en mi salón.
Tyler es una auténtica perturbada. ¡¡¡ Hallé libros sobre ritos de invocación a los antepasados muertos !!!!! Como flashes a mi mente vinieron las extrañas llamadas a la FNAC que veía en las facturas, la insistencia ante el anuncio de MOLDEA Y PINTA y la macetita de romero que quería criar para cuidar la casa y para cocinar su arroz salvaje. De repente un olor a hierbas quemadas me llegó desde el salón. Os aseguro que Tyler no había mostrado muestras de piromanía anteriormente, por lo que acudí extrañado. Cuando iba a mitad del pasillo, un tremendo halo de luz inundó toda la casa y me cegó por completo. Caí al suelo vapuleado por una especie de onda expansiva. Lo siguiente que recuerdo es despertar con Tyler lamiéndome la cara en gesto de ‘tranquilo, no pasa nada’.
Pero ésta vez se había pasado, así que la aparté de un manotazo. Tras ella, totalmente monstruoso, se erguía como podía un ser repugnante, mitad pelo y mitad huesos. Una pronunciadísima mandíbula que chorreaba una espesa saliva y cuatro patas putrefactas con un asqueroso olor que me provocó el vómito, completaban a su antepasado ahora resucitado.
Estoy en el bar de debajo de casa. He bajado como un loco las escaleras y ahora no me atrevo a subir. Había subestimado a mi puta perrita. Es demasiado creativa. Puedo ver fogonazos de luz cada cinco minutos que provienen desde mi balcón.
Acabo de recibir un SMS: ‘cómprame el segundo fascículo’.
Más de Tyler:
1: Tyler, la perra islandesa con la mandíbula más prodigiosa.
2: Tyler es una súperhijadeputa
Me puso ojillos y accedí a comprarle el primer fascículo. Ésta misma mañana moldeó e hizo en relieve, con un asombroso parecido orográfico, el mapa de Islandia. Tyler dice ser patriótica, pero jamás ha estado en Reikiavik ni ha comido Gravlak en su vida.
Tyler es patética, pero asombrosamente artista. Al mapa islandés le siguió una especie de animal orondo, con cuernos y rabo, pudiendo ser un perro pero también un ciervo. Cuando le pregunté qué era eso me dijo que la figura de su primer novio, un uraño animal, único en su especie, que fue designado a vivir en la torre de la catedral de Munich tras sobrevivir a una cámara de gas de la alemania nazi.
Tyler es mentirosa compulsiva y pasa por alto el hecho de que esa película ya la vimos juntos. No era en Munich, sino en París; pero también era un ser deforme que se enamoraba de una bella muchacha. Con todo esto ella pretende simplemente cumplir su fantasía de ser una princesita zíngara ahora que se acerca nuestro viaje anual a Bruselas. Es ridícula.
Contentándola con una fingida cara de asombro, la dejé moldeando y me dirigí a la cocina. Como cada día encuentro algo en su habitación, decidí echar un vistazo. Tras varias recetas de tartas de queso y batidos de hierbas, encontré una especie de árbol genealógico de una familia de perros en la que todos se parecían entre sí. Al fondo, tras una cuarentena de caras con orejas tiesas y mandíbulas potentes, estaba ella. Un escalofrío me recorrió todo el cuerpo al darme cuenta que tenía en casa a una completa desconocida que procede de una especie única en Islandia, los katripojskis, que viene a ser los arranca cabezas a cuatro patas. El originario de la especie era un ser clavadito a la escultura que ahora mismo perfeccionaba en mi salón.
Tyler es una auténtica perturbada. ¡¡¡ Hallé libros sobre ritos de invocación a los antepasados muertos !!!!! Como flashes a mi mente vinieron las extrañas llamadas a la FNAC que veía en las facturas, la insistencia ante el anuncio de MOLDEA Y PINTA y la macetita de romero que quería criar para cuidar la casa y para cocinar su arroz salvaje. De repente un olor a hierbas quemadas me llegó desde el salón. Os aseguro que Tyler no había mostrado muestras de piromanía anteriormente, por lo que acudí extrañado. Cuando iba a mitad del pasillo, un tremendo halo de luz inundó toda la casa y me cegó por completo. Caí al suelo vapuleado por una especie de onda expansiva. Lo siguiente que recuerdo es despertar con Tyler lamiéndome la cara en gesto de ‘tranquilo, no pasa nada’.
Pero ésta vez se había pasado, así que la aparté de un manotazo. Tras ella, totalmente monstruoso, se erguía como podía un ser repugnante, mitad pelo y mitad huesos. Una pronunciadísima mandíbula que chorreaba una espesa saliva y cuatro patas putrefactas con un asqueroso olor que me provocó el vómito, completaban a su antepasado ahora resucitado.
Estoy en el bar de debajo de casa. He bajado como un loco las escaleras y ahora no me atrevo a subir. Había subestimado a mi puta perrita. Es demasiado creativa. Puedo ver fogonazos de luz cada cinco minutos que provienen desde mi balcón.
Acabo de recibir un SMS: ‘cómprame el segundo fascículo’.
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Ilustracion: Tyler creando monstruos. Por Ale de Ariza.
Más de Tyler:
1: Tyler, la perra islandesa con la mandíbula más prodigiosa.
2: Tyler es una súperhijadeputa
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