miércoles, 28 de septiembre de 2011

Tyler sufre de falofilia. (capítulo calificado X)



    Ésta mañana, cómo cada día, ha bajado a por el periódico y justo me ha destrozado la foto de contraportada que más me interesaba. No controla su mandíbula creeréis. Pero no, Tyler es cruel y lo hace todo a posta. Por su culpa no he podido disfrutar de la entrevista en exclusiva a Antonio Banderas por el estreno de su nueva película con Almodóvar. Y por su culpa he tenido que enviar a 20 clones de katripojskis a la perrera. Podéis imaginar la cara de los chicos del furgón cuando vieron semejante jauría en casa y el esfuerzo que tuvieron que hacer para apresar a aquella tribu de la Islandia canina instalada en mi salón.
    El caso es que Tyler se confiesa cinéfila o almodovarófila, algo así. De todo, menos zoofílica.
    Es la primera perra islandesa que conozco que no le gustan los perros, sino los hombres, o sus penes. Sí, Tyler es falofílica. Cada vez que entra a casa un buen mozo, ya sea butanero o electricista, vuelve a ser perra y se lanza sin dignidad a las partes íntimas. Tyler es muy cuca, y sabe que el pobre hombre la apartará con expresión de ‘linda perrita’. Pero ella es testaruda y vuelve a insitir, así hasta que incluso en alguna ocasión ha conseguido que el mozo en cuestión se empalme.
    Es una perra tan puta que luego corre a restregarse por las esquinas, y ella, como la mayoría de las cerdas que la seguís, no tiene ningún reparo por hacerlo, tenga la regla o no.
    Siempre tengo pintura blanca a mano.
   
    Ésta mañana, tras subirme el periódico sin contraportada, han tocado a la puerta de casa. Era el portero del edificio. Cubano de 36 años, sabrosón y, según Tyler, de tremendo falo. Lástima que yo no sea más desvergonzado en ciertas ocasiones... El caso es que Tyler, en un ataque de falofilia más desesperado que de costumbre, se ha abalanzado a la pelvis del cubano con la boca tan abierta que pareciera querer morir ahogada por la obstrucción de un falo cubano en su pequeño esófago.
    Pero Tyler tiene mucha capacidad. Cremallera, calzoncillo y falo de 21cm (cálculo aproximado en relación al tamaño de mi perrita), han desaparecido dentro de esa mandíbula prodigiosa que Islandia le ha otorgado a éste bichito del mismo modo que otorgara a Björk esa mirada raruna. Generosa patria.
    El portero ha gritado de la forma en que lo hace cualquier hombre, tanto de 21 como de 14cm, cuando una criatura intenta devorar sus partes más sensibles. Al grito le ha seguido un tremendo puñetazo y mi Tyler ha salido disparada hasta la pared de enfrente. Del impacto ha quedado como huella un buen chorreón de sangre que no debía proceder de ningún órgano vital porque la muy ninfómana aún sigue aquí… restregándose en la esquina.

    Al portero le han dado varios puntos de sutura pero al parecer salvará su pene cubano. Tyler ha aprendido que las perras, en el sexo, están excluidas del acto de la felación. Luego se ha dormido la siesta.

    Acaban de llamar a la puerta. Tyler se ha despertado con el ruido del timbre. Era un mensajero.

   

    Tyler es islandesa, y cabezona…compraré más pintura blanca.

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Ilustración: Tyler me trae el periódico por Ale Ariza.

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