lunes, 27 de febrero de 2012

The Iron Oscars.

    Meryl Streep, terrible chica dorada de la noche, se ganó su merecido (me cuentan) óscar de hierro. De hierro me ha parecido todo ésta mañana al ver las cientos de galerías de alfombra roja y gala. Fría es la sensación que me deja ver a Penélope Cruz en ese color azul sacado de a saber qué temporada, a Sandra Bullock en bicolor, a Cameron Díaz de rosa palo o a Angelina Jolie de terciopelo negro y pierna fuera. No me gustan. A nadie puede dejar frío el curvimodelo de J.Lo, nada más lejos, ni el maquillaje de Viola Davis, terracotismo por delante. No me gustan.
    Saco de la timba a una nórdica y bien arropada Gwyneth Paltrow con un total look blanco de Tom Ford y a una Rooney Mara en la que sólo su negro pelo rompía el inmaculado look.
    En cuanto a premios, lo que se esperaba y tal y como se esperaba. The Artist hace historia siendo la primera peli de producción no anglosajona en ganarse el óscar y Woody Allen se lleva el guión original por su rocambolesco delirio de Picassos y Fitzgeralds in Paris.
    Así han sido los óscars, sin más emoción (para mí) que el precioso discurso de la Streep y con una sensación muy fría (para mí) de estrellas apagadas sobre el suelo rojo.

    La única película que he visto de las que competían es Midnight in Paris, un must para amantes de lo nostálgico, tan edulcorado y poco arriesgado como cualquier proyecto de Woody. Una buena peli de sobremesa y por supuesto un buen guión como así ha quedado ratificado. Del resto, no sé si algún día veré The Artist, por supuesto me haré con The Iron Lady y me recomiendan en exceso The Descendants... por lo que dudo que la vea. Mi antimericanismo peliculero cada día encuentra nuevas excusas y una de ellas es desde hace tiempo 'no ver nada de George Clooney'. Me convierto en uraño y ya sólo me hacen cruzar el charco los Coen, la factoría Tarantino - Rodríguez o el propio Woody. Sigo a actrices como Meryl Streep, Natalie Portman, Cate Blanchett o Julianne Moore y a actores del tipo Ryan Gosling por puro pajillerismo. Mi última película favorita de Hollywood es de 2010, Blue Valentine:



    Una historia de amor más, una historia de amor real, de las que se desgastan. De ésas que empiezan ya tristes, sabiendo que poco hay que salvar. Sin duda es desgarradora. Las personas hacemos imposibles por salvar historias acabadas, por encontrar sentimientos que ya no existen, o que, de existir, se han transformado ya en otra cosa. A veces hay salvación, hay voluntad y queda amor debajo de tantas capas de suciedad. Sólo hay que limpiar bien. Otras, en cambio...