lunes, 6 de febrero de 2012

MADONNA. De por qué la llaman Reina.

    Escribir sobre Madonna no es tan sencillo como parece. Cuando se quiere transmitir algo que fascina y no se sabe por donde empezar ni que argumento seguir, es porque realmente aquello que se quiere contar es tan bueno que no admite dejarse nada fuera. Tras el agobio, se cae en la cuenta que la misión es imposible, por excesiva, y se encuentra la libertad y potestad:  'Sobre Madonna todo vale'.

    Empezaré por lo básico. Reina es 'la que ejerce el dominio real por autoridad propia'. Con ello ya podría concluir el artículo, pero nada más lejos, yo añado que la de Madonna es la Monarquía mejor instaurada de la historia contempopránea.
    Una monarquía, como algo impuesto, llega en un momento circunstancial en el que es necesaria o cuanto menos decisiva. Madonna, como producto, nació en un momento en que el mundo ( ya no sólo musical ) necesitaba de ella. Es así.

    Hoy día, los blogueros, críticos o amigos entusiastas defendemos a nuestra estrella preferida como si de nuestro líder político se tratara, más aun. Nos empeñamos en compararlas, en adjudicar premios a nuestra 'mejor' y en vapulear a vuestra 'peor', pero en esa efervescencia ( positiva por otra parte ) es absurdo negar el reinado de la única de todas que ha crecido con los años; la única y auténtica revolucionaria que hizo triunfar una revolución con la que llegó, y se quedó, en el trono mas rotundo de la historia del Pop. Dictadora de tendencias, de moda, de música, de espectáculos. Icono de todas las décadas por las que se ha movido. Influenciada por tantos (que aquí nadie inventa nada) y la mayor influencia a la vez en toda la cultura pop desarrollada desde su llegada.
    Madonna no es abarcable, que sí criticable. Madonna no es idolatrada, más bien mitificada. Madonna no es rubia, ni morena, ni cantante, ni bailarina, ni actriz, ni escritora. Tampoco es mejor o peor que otras. Madonna lo es TODO en su ámbito. Artista poliédrica, porque polifacéticas son las otras, Madonna es aquello que uno piensa cuando escucha su nombre. Es una conjunción de astros, SÍ DE ASTROS, que dio como fruto la mayor estrella de la era que vivimos.
    Nada ha quedado indiferente a su paso por la tierra. Cualquier fotógrafo, diseñador, pintor, músico, compositor o escritor contemporáneo a la Reina encontrará en su obra alguna de los miles de destellos que tantos años lleva emitiendo. La Madonna Marylin, la Cowboy, la Mística, la Erótica, la Rapera, la actual, la Madonna de las giras mastodónticas, la Setentera... ¿quién o qué no ha seguido alguna vez los dictamenes de la Reina?

    Madonna no ha inventado nada, faltaría más; Madonna lo ha teletransportado a una esfera en la que lo ha convertido en icono.

    Ahora que está tan de moda entre estilistas, o aspirantes a serlo, lo de adjudicarse los méritos de las estrellas, oímos a diario frases como 'Madonna ( o muchas otras ) siguen lo que sus equipos les dicen'. Sin embargo nadie habla de los equipos de las que fracasan estando igual de bien rodeadas. Si algo sobra hoy día en el marketing, es talento, no nos engañemos. Y NO, me niego a pensar que estrellas tan gigantes no tienen una pasta especial que las hace brillar. Me niego a comparar a Madonna con ninguna otra y desconfiaré siempre de las personas que la consideran un producto más de la música Pop; por insensibles y herméticas. Madonna no puede emocionar a todos, pero todos son lo suficientemente inteligentes para saber de quién estamos hablando.

    Ojalá pudiera certificar que esta entrada es mucho más objetiva de lo que parece. He sido crítico con Madonna en muchas ocasiones, muchísimo, pero nunca he sido ajeno a una realidad que por real es tan obvia. He vivido un concierto de Madonna, he notado como se eriza la piel cuando el show empieza y he sentido, como los miles de personas que me empujaban, que formaba parte de algo grande a punto de ocurrir. Y vaya por delante que no soy de los que si Madonna le pone mierda, mierda se come; pero al margen de gustar o no gustar su trabajo, siempre esta bien recordar de QUÉ ESTAMOS HABLANDO:
    Ya no se trata de una dicotomía de aceptar / no aceptar lo que ella es. Madonna es la Reina, tanto para cortesanos como para republicanos, y resulta insuficiente aludir al show que ofreció ayer en la final de la Super Bowl para afirmarla. No es más que otra aparición de la monarca. Un acto de agenda en el que ha brillado como nunca, pero como siempre. Engrandecerla por lo de ayer es una memez. Lo de ayer ocurrio porque ella es Grande.

 Porque es ella la Reina.




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