jueves, 23 de febrero de 2012

La Voz Dormida.

    Por la boca siempre muere el pez. En cuanto a cine, ídem. Cada vez que llegan premios, la elección de la representante española en los Óscar o acontecimientos similares, mi afán de encontrar algo bueno e independiente me lleva a decir NO a los films basados en la Guerra Civil. Por supuesto no sólo pasa conmigo, hasta Segura bromeaba con el tema en la pasada gala de los Goya; pero llega un día en que ves Las Trece Rosas o LA VOZ DORMIDA y es cuando tus lágrimas tiran por tierra todo tu independentismo y tus críticas hacia la repetida temática.

    Aún no sé por qué tardé tanto en ver LA VOZ DORMIDA sabiendo que Benito Zambrano suele tocarnos la fibra como ya demostró con Solas. Tarde o temprano, en el minuto uno de película uno se arrepiente de todas las ideas y prejuicios que te impidieron verla antes, se mete de lleno en esa asquerosa parte de nuestra historia y empiezas a pensar '¿por qué no hay más películas así?'. Mucho me temo que ni queriendo me sale una crítica cinematográfica hoy. Lo que me sale es un manifiesto, quizás absurdo o tardío, pero sentido, de por qué detesto profundamente esa Guerra, y a esa gente.
    Cansado estoy de oír que la historia es según se cuente. Mi pregunta es... '¿qué cojones tienen que contar ellos?', '¿qué?'. ¿Van a contar los juicios falsos?, ¿los fusilamientos por pensar diferente?, ¿la poca clemencia que tuvieron?... ¿puede alguno de ellos responder a todo ésto?.
    Absurdo es negar que hubo muertes por ambos bandos, pero en tiempo de guerra. En cambio los vencedores, una vez en el poder, se dedicaron a perseguir, difamar y ejecutar a los que no compartían su victoria como si del mayor crimen se tratase.

    Quizás si hubieran ganado otros hoy estaríamos metiéndonos con ellos, nunca sabemos qué huiera pasado; sí sabemos en cambio que nada de aquello tendría que haber pasado y que la historia sólo la cuentan los perdedores. Y es que claro, como van a contarla los otros si deberían de estar avergonzados...

    Sin ánimo de crispación, pero con mucho de reivindicación, volveré al discurso de María León, MERECIDÍSIMO premio Goya, cuando dijo lo sorprendida que estaba por la capacidad de perdonar de Pepita Rodríguez, su personaje... 'De perdonar, no de olvidar'.

    Recomendación absoluta, kleenex en mano.