Cindy. Fan Sha. Sophie.
Todos esos nombres tiene la china de mis amores desde hace ya más de tres años. Cindy es mi amiga, mi compañera, mi confidente, mi amor platónico, mi chica para todo cuando estoy en Shanghai y mi visitante preferida cuando viene a Málaga 2 veces al año. La quiero como jamás pensé querer a nadie asiático. Sí desconfiáis de algún ojo rasgado, es porque no conocéis a Fan Sha.
Sophie bebe leche de coco para que le crezcan las tetas, lleva en el bolso toda la electrónica del mundo y no se despega de su iPhone, con el que se intercambia mensajes de voz con sus amigas todo el tiempo. El whatsapp se le queda corto y está volviendo a usar el facebook desde que le conté como burlar la censura de su gobierno comunista... ah bueno, de política no habla, eso sí; siempre está dispuesta a oír mis aventuras sexuales mientras que ella sigue en pro del amor eterno y de un príncipe azulamarillo que la haga esposa, como Confucio manda.
Lo que se pierde Occidente.
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