Últimamente empleo en mi día a día, en mis conversaciones telefónicas, en mis actualizaciones de facebook e incluso en mis posts la palabra MAGNÍFICO/A. Me acabo de dar cuenta de que es un craso error y un pedante horror. Fin de la magnificiencia. No quita el no usarla el que pueda definir ciertas noches como eso, como magníficas. El Festival de Málaga da mucho jugo, más que juego, y hay que exprimirlo a tope cuando la eminencia Moniche obliga.
No, ésto no es el canapé, eso en La Opinión. Pero os puedo contar que estuvimos en Toulouse invitados al reservado dónde David Castillo llegaba con dos féminas preparado para su sesión a los platos y dónde unas peluqueras de taitantos se hacían fotos con cualquiera que pareciera del celuloide, incluido alguno de nosotros.
La fiesta continuó en el Hotel AC repletica de estrellas. Nada más abrir el ascensor, una esquelética Elisa Matilla departía sobre algo al parecer la mar de interesante con Inma Cuesta. A metro y medio, y así de tan pronto aparece mi gran adorado/admirado/deseado/amado RAUL ARÉVALO con mayúsculas porque de otra forma no puede escribirse, y su novia Alicia Rubio de la que os hablé ayer alabándola por su obra junto a Sergio Mur. Al entrar en la sala ya propiamente de fiestas, pues todas y cada una de las estrellas que de momento son más conocidas por sus papeles en televisión, series de hombres lobos, de médicos, de prostitutas. Un gran espectáculo de chicas monas y festivas, de Angy (que no casa en ninguno de esos conceptos), de directores más consagrados, de J.A. Bayona intentando llevarse a la room a cierto jovenzuelo hombre lobo, y asi un largo etcétera de puro cine español que no voy a nombrar por miedo a que dejen de invitarme.
En la habitación 317 continuaba la verdadera fiesta privada con mucho cante flamenco y con un gran elenco que no nos invitó a unirnos por el lógico miedo a que rulen fotos comprometidas por nuestras ávidas y amarillas redes sociales. Yo, que de exclusiones no entiendo, prefería subir a la smokingterraza a compartir el regalo de un productor, o eso dijo, que por ahí intentó colármela pero que se quedó más sólo que la una en el rellano de la segunda planta.
Buenos días lluviosa Málaga. Adiós radiante festival.
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