Había una canción de Bon Jovi que me encantaba. Recuerdo escucharla, no sé, imagino que a los diecisiete o por ahí en mi habitación. Tenía el casette original, de esos que los libretos desplegables medían un metro para albergar las lyrics y las fotos comprimidas del rubio melenas. La canción en cuestión era 'Something for the Pain', algo para el dolor, y la balbuceaba con mi inglés de instituo 'give me something for the pain, give me something for the blues...'. Lleva como tres día volviendo a mi memoria, como dice la mítica canción de Los Rodríguez:'de un tiempo perdido a esta parte esta noche ha venido, un recuerdo perdido, olvidado en el olvido..' y aún no sé dónde he vuelto a oir aunque sea una pequeña ráfaga que me la haya recordado.
Cómo estoy dispuesto a seguir cualquier señal del destino, intentaré hacerme con el ahora CD de la banda y quizás entre su libreto encuentre la pista. Who knows, diría Jon. La inmortalidad de las canciones es reveladora de un arte, que casi como el que más, permanece en los tiempos de una forma intacta, incluso hibernada, esperando a que algún nostálgico tipo YO la rememore y vuelva a ser un hit en mi portátil cargado de discos virtuales. Las remasterizaciones sólo ayudan a volver a sentirla incluso aún de mejor forma, pero el contenido es lo importante, y también el continente, que en éste caso es mi habitación de adolescente refugio de una colección de más de doscientos cd's, algún casette y unos veinte vinilos que allí siguen esperando cada x días que mamá les quite el polvo.
Hay una escena en Princesas en la que Candela Peña vuelve a su habitación de adolescente y se queda dormida mientras su madre la acaricia sin saber que su hija es puta y su único fin en la vida es operarse el pecho. En esa escena me falta que Candela, Caye mejor, coja uno de sus antiguos cds, lo abra y lo escuche para retrotraerse en aquellas melodías que seguramente no anunciaban un prostituto futuro años atrás. Las melodías almacenadas en algún rincón de nuestra materia gris y que seguro estoy que son las que conforman la historia personal de cada uno. No concibo una vida sin música, sin canciones; quizás es hora de ir desempolvando esa época tan pop comercial para sonrojarme en la mayoría de los casos o para enseñaros en muchos otros, lo que fue gran parte de mi historia musical tan diferente a ésta contemporánea.
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