viernes, 18 de noviembre de 2011

Tyler está fugitiva.



    Tyler no me contesta el teléfono. Es detestable. La vecina de arriba piensa interponer una denuncia por el secuestro de su gatita Lola, y ha empezado a contactar con videntes y budistas por si pueden arrojar luz sobre el paradero, ya sea bajo, o sobre tierra, de su linda gatita. Yo no doy crédito. Encima de que su gata bollera roneó a mí Tyler y la minó de ideas lésbicas y canciones de Malú, ahora va y quiere denunciar a mi perra aprovechando los actos delictivos de la fiesta de Halloween. Sé que todo consiste en hacer ver a la comunidad que su gata está secuestrada y obligada a una relación lésbica por la fuerza.
    Tyler es asesina, estamos de acuerdo, pero no pienso admitir, por mucha vergüenza que sienta en éstos momentos de ser su amo, que secuestre y viole a una gata contra su voluntad. Tyler pone pasión a todo en la vida, y estoy seguro que su relación lésbica con Lola es puro sentimiento. De hecho, tras la masacre perpretada en Halloween, huirían por evitar que la cárcel o el sacrificio de Tyler las separara. En éstos días que tanto se habla de lesbianismos ocultos y de periodistas muy hábiles bajo las mesas de la COPE, no estoy dispuesto a que Tyler quede por los suelos. Sin conseguir contactar con ella, he convocado una rueda de prensa en el patio del edificio, dónde aún quedan algún resto de vísceras y sangre animal en el rincón maldito. Mis vecinos han acudido con una sensación agridulce entre compasión hacia mí persona y repulsión absoluta por haber criado un animal así. Tyler es tratada de bestia y yo no puedo ni tengo argumentos para contradecirles. Para lo que sí he sacado han sido fuerzas para defender su relación con Lola en un alegato lleno de libertad sexual, de respeto hacia el amor libre y por supuesto hacia la intimidad de dos animalas que se aman más que cualquier par de seres humanos. Si hubiera un orgullo gay animal, me llevaban a cantar a la plaza de España éste año, sin duda.

    Una vez terminada la conferencia, y con cuatro demandas sobre la mesa, he subido a mi piso para terminar de empaquetar y salir hacia otro lugar. Vivir con Tyler me ha hecho nómada. Aún recuerdo cuando nos íbamos del último piso. Tyler se amarró a un barrote del balcón, desde el que la noche anterior había arrojado a Bunny la coneja al vacío, en signo de protesta hacia nuestra nueva mudanza. Creo que fue la primera vez que se comunicó conmigo, y ahora, desde la distancia, veo en su discurso algo de secreto gritado. En aquél momento no me había dado cuenta, pero ahora, empaquetando fotos de antaño, ha venido a mi mente la idea de que Tyler estaba liada con Bunny, que era la mascota de un profesor de Historia de ésos que cuentan la historia desde el bando azul. Bunny pasaba mucho tiempo en casa, pero yo jamás hubiera pensado que estarían enamoradas. Hubo un día en que Bunny dejó de venir y Tyler cayó en una depresión por la que empezó a mordisquearme los muebles hasta que la televisión hubo de ser colocada sobre cuatro tomos de la Espasa.
    Un día, casi un mes después, Bunny volvió y se enzarzó en una discusión terrible con Tyler, cuyos ladridos fueron reprendados por los vecinos desde el ojo de patio. Cómo no podía concentrarme en nada, decidí irme a la calle y dejarlas discutir. Recuerdo como salí a la puerta y justo cuando iba a encender un cigarrillo sonó un golpe seco en el suelo al que siguió un leve gemido, ya expiratorio. Era Bunny, yacía en el suelo, con sus orejotas desparramadas y sus magníficos paletones partidos en dos. En apenas segundos, un charco de una sangre muy roja la rodeó y los curiosos vecinos acudieron para contemplar junto a mí, la muerte de la coneja. Quedé en shock. Bunny podría haber caído sobre mi cabeza y morir los dos. Dejé caer el cigarrillo y levanté la vista hacia mi balcón. Tyler estaba ahí, posesa, observando la escena tan tranquila. No podía creer que hubiera sido capaz de aquello; por muy animal que fuera, hasta entonces no había dado signo alguno de violencia. Corrí las escaleras  a toda velocidad y cuando entré, Tyler estaba amarrada en el balcón. Me dijo que no me acercara, que la cuerda, amarrada a su cuello y a los barrotes, haría de horca si daba un paso adelante. Tyler es súper peliculera claro, pero ahí estaba muy sincera. Le pregunté que coño había ocurrido para arrojar a Bunny al vacío y sólo pudo, entre sollozos, pronunciar la siguiente frase:

' O estás con Tyler o no estás '

    ... rememorando ésta escena acudí al maldito Diario para confirmar lo que pensaba ahora, que Bunny tuvo una relación con Tyler y aquél día cortó con ella de esa forma tan definitiva. Tyler es muy tajante. El Diario lo comenzó un poco más tarde de aquello, pero tal y como adiviné, había un pasaje en el que hacía referencia a la suerte de la conejita con la siguiente explicación: '...

'...Bunny en cambio decidió seguir los dictámenes de un amo opresor y fascista que perdió el sentido total de la animalidad y se posicionó en contra de algo que precisamente por ir contranatura, es mucho más excitante. Tuve que deshacerme de ella. Hay dos cosas que no soporto en ésta vida, una son los celos; la otra, la cobardía'.

    Tras leer eso, tenía mucho más que temer, ¿y si realmente Lola está apresada contra su voluntad?, ¿y si Lola ha pedido a Tyler huir de la opresión de su ama, poco amiga de los nuevos tiempos y por tanto incapaz de asumir vida homosexual bajo su techo?. Sólo espero que pase lo que pase, Lola corra mejor suerte que Bunny y tener noticias de ellas muy pronto...

    Acaba de sonarme el móvil! Es un SMS de Tyler!!!! Por fin tengo noticias:

' Hemos oído tu alegato y realmente estamos emocionadas. Aún no puedo desvelarte dónde estamos, pero como adivinarás, estamos más cerca de lo que pensáis. Lola tiene momentos de flaqueza porque en realidad le gustaría hacer feliz a su ama y dejarme, pero luego le cuento mi historia con Bunny y se le olvida todo. ¿te acuerdas de Bunny, la conejita del profesor?. Yo la maté Jesús, y no me arrepiento porque la vida ahora me ha puesto a Lola en mi camino, y vamos a ser felices, pero necesitamos aislarnos para conseguirlo. Sólo quiero suplicarte que no te vayas aún, ahora tienes que ser fuerte y no dejarme en la estacada. Deja un poco de leche y de mis cereales favoritos en el quicio de la ventana de la cocina, estoy tan hambrienta que mi mandíbula está comenzando a dolerme. Evita males mayores. Gracias, tu Tyler '

    Maldita perra calculadora, además de estar fugitiva, me envía amenazas disfrazadas de agradecimiento y me esclaviza a su antojo. Acabo de dejar la leche y los cereales. Pienso quedarme en guardia toda la noche hasta que alguien venga a por ellos. Necesito muchas explicaciones...

_______________________________________________________
Ilustración: Tyler & Lola, Love of Lesbian por Ale de Ariza

(capítulos anteriores pinchando en la etiqueta Tyler la perra islandesa aquí abajo)

No hay comentarios:

Publicar un comentario